martes, 2 de diciembre de 2014

El Primer molino del Matapuercas



Breves Antecedentes Históricos

                El catastro de Ensenada es la denominación que se da a la investigación llevada a cabo en los territorios de la Corona de Castilla, para conocer, evaluar y registrar los bienes, rentas y cargas de los que fuesen titulares sus moradores, debiendo quedar estos también formalmente registrados, así como sus familias, criados y dependientes. Dicha búsqueda se realizó entre abril de 1750 y el mismo mes de 1756, salvo la Villa y Corte, que se termina en la primavera 1757.
Su finalidad expresa consistía en obtener información para sobre ella modificar el sistema impositivo vigente.

DATOS HISTÓRICOS
El examen del Catastro de Ensenada cita nueve molinos harineros en Adamuz, entre ellos dos ubicados en el Arroyo Matapuercas, que describen: “Otro situado en el arroyo que llaman de Matapuercas que muele con dos piedras y es propio de María Sánchez, vecina de la villa de Villanueva de Córdoba, el que le da de utilidad en cada un año con la misma regulación de 400 reales. Otro situado en el mismo arroyo de Matapuercas, con dos piedras, pertenecientes tres cuartas partes a Bartolomé Martínez y la otra cuarta parte a Pedro Gómez Torralbo, seglares y vecinos de esta villa de Villanueva, que le produce de utilidad con la propia regulación de los precedentes 400 reales de vellón”.

UBICACIÓN MOLINO 1º RÍO MATAPUERCAS

El molino se encuentra en la margen septentrional (izquierda) del río Matapuercas, en el extremo norte del término de Adamuz, a 15 km. de Villanueva de Córdoba.
Situado en un entorno de gran valor paisajístico y medioambiental, formado por grandes dehesas de encinares utilizadas para la cría del ganado vacuno y porcino, y conservando las márgenes del río su vegetación natural.



Azuda
Azuda



A unos 530 m. al noroeste, aguas arriba de la localización del molino, se encuentra situada la presa de deriva que encauza el agua hacia el caz o canal. La azuda o presa de este molino se halla muy bien conservada, en especial en el tramo situado en la margen derecha del río (Oeste), porque éste ha roto por la zona oriental.

La azuda consiste en una base de gruesos sillares sobre el que se coloca una capa de piedras de menor tamaño; ofrece a contracorriente un perfil recto, de más de 1 m. de altura, y aguas abajo una suave pendiente para permitir el paso del agua por su parte superior. Su superficie aparece a simple vista como una especie de empedrado de losas irregulares, de mayor tamaño en la margen derecha y menores en la izquierda, y su longitud es de 30 m.




     En la actualidad la entrada al caz no conserva ladrón o desagüe o ningún resto de la compuerta que regulara el paso del agua, hallándose excavado directamente en el terreno, sin obra de construcción en su primer tramo; más adelante se observan restos del muro de mampostería que lo separaba de la orilla del río y en el que se abren, durante su recorrido, dos ladrones de 70 cm. de anchura cuya finalidad era la de regular el caudal.

Unos 30 m. antes de llegar al inmueble, donde el caz accede por la fachada norte, el canal se abre de forma que encontramos un partidor que dosifica el agua hacia las dos rampas con que el mismo constaba. En la actualidad, ambas han desaparecido salvo su trazado inicial, es decir el arranque de la rampa (todavía horizontal) situado entre el partidor y el inicio de la pendiente, que aparece delimitada por sillares rectangulares de piedra hoy muy cubiertos por la vegetación. Esta entrada de las rampas se sitúa en torno a los 2 m. por encima del nivel del suelo de la sala de molienda y está sustentada sobre un terreno elevado delimitado por muros de  sujeción del terreno, que conservan una altura superior al metro.

DESCRIPCIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN

Piedra de Moler
Inmueble de planta rectangular de 10 x 4,2 m. de longitud, dotado de dos piedras de moler movidas mediante el sistema de rampa. El agua llega al molino por su fachada norte, a través de dos caces o canales, pero han desaparecido las rampas y no se observa la entrada de agua por la fachada del molino, seguramente por hallarse cubierta por el terreno y la vegetación, los muros perimetrales del edificio se conservan hasta una escasa altura. Los cárcavos o hueco donde gira el rodezno del molino tampoco se ven, ni en el interior de la sala de moler, ni por la parte de su salida hacia el socaz (fachada sur), aunque en dicha fachada sur se observa la parte superior de uno de ellos (arco de cubierta).

Debido al estado de deterioro de los muros y a la abundancia de vegetación, resulta difícil observar el interior de la sala de moler. Se trata del habitual espacio de planta rectangular, con entrada del agua por la fachada norte y salida por la sur, donde las piedras debían estar situadas en la parte central de su mitad Oeste según el emplazamiento de las rampas y del único cárcavo visible. Se conserva algún muro de compartimentación interior y una de las piedras de moler, partida y caída sobre el terreno.

DAMUS.




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