Con motivo de la celebración del Día Mundial de los Derechos de los niños y niñas, miembros de la asociación hemos colaborado con el CEIP Laureado Capitán Trevilla en la realización de una actividad con el fin de celebrar dicho día con el alumnado de Educación Infantil y primer ciclo de Educación Primaria.
En primer lugar, les hemos explicado a los alumnos y alumnas cuales son sus derechos. Posteriormente, con motivo de ahondar aun más en sus derechos, les hemos recitado una poesía del autor Luis Rivera López titulada Mariel y los cuentos en la que los diferentes personajes de los cuentos luchan por alcanzar sus derechos e incitan a la persona que la lee a luchar por los de todos los niños y niñas.
Por último, hemos realizado la lectura de tres cuentos como son: Carrera de zapatillas y El burro albino, ambos cuentos trabajan el respeto hacia uno mismo y hacia los demás sin importar el color y el tamaño; y Los niños felices, cuento elaborado por Mercedes Ruiz Sánchez en el que se lucha por la felicidad de todas las personas y el cumplimiento de sus derechos.
A continuación os dejamos algunos de los materiales que hemos utilizado para llevar a cabo esta actividad:
DERECHOS DE LOS NIÑOS Y NIÑAS:
POESÍA:
Mariel y los cuentos
Era una tarde aburrida y lluviosa,
de esas en las que el tiempo se hace lento,
buscaba yo en mi libro hoja por hoja:
¿A dónde están los niños de los cuentos?
Se fueron de sus letras enojados,
de que siempre les toque sufrir tanto,
y escucharon mis padres extrañados,
mientras miraban las hojas en blanco:
-No quiero sufrir más- dijo la rubia Alicia,
-Quiero crecer en paz entre mis maravillas-.
-¡No quiero trabajar! dijo la Cenicienta,
y los Tres Chanchitos: -¡Una vivienda!
-Tener para comer sin tener que encontrar
un tesoro escondido- les dijo Pulgarcito.
-Yo quiero ir a estudiar con mi hermana Gretel
y no tener papás que me abandonen siempre.
-Un tamaño normal- pedía Almendrita.
-O que me quieran aún más siendo tan chiquita.
Caperucita habló de no sentir más temores,
para poder al sol, juntar tranquila flores.
Entonces yo les dije la noticia:
También los niños de éste planeta
son muchos los que sufren injusticias
Y no tienen nadie que los defienda.
Y así los personajes decidieron
a los chicos volver a divertir,
pero antes dejaron un gran sueño:
¡LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS A CUMPLIR!
Autor: Luis Rivera López
CUENTOS:
CARRERA DE ZAPATILLAS
Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago.
También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales.
La jiraba comenzó a burlarse de sus amigos:
- Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.
- Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.
- Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.
Y entonces, llegó la hora de la largada.
El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados.
La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada.
Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!
- Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.
Y todos los animales se quedaron mirándola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:
- Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitamos.
Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las hormigas, que rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.
Y por fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA!
Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había aprendido lo que significaba la amistad.
Colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.
FIN
EL BURRITO ALBINO
Gaspar tenía dos hermanos que eran de color marrón, como todos lo burritos. Su familia a pesar de todo, lo aceptó tal cual era. Gaspar era un burrito albino. A medida que fue creciendo, él se daba cuenta que no era como los demás burros que conocía. Entonces le preguntaba a su mamá por qué había nacido de ese color. Su mamá le explicaba que el color no hace mejor ni peor a los seres, por ello no debía sentirse preocupado.
- Todos somos diferentes, tenemos distintos colores, tamaños, formas, pero no olvides, Gaspar, que lo más importante es lo que guardamos dentro de nuestro corazón, le dijo su mamá.
Con estas palabras, Gaspar se sintió más tranquilo y feliz. Demostraba a cada instante lo bondadoso que era. Amaba trotar alegremente entre flores, riendo y cantando. Las margaritas al verlo pasar decían:
- ¡Parece una nube que se cayó del cielo, o mejor un copo de nieve cayendo sobre el pastizal, o una bola de algodón gigante!
Las rosas, por su lado opinaban:
- ¡Es la luna nueva que cayó a la tierra y no sabe volver!
Cuando Gaspar salía de paseo por los montes, las mariposas salían a su encuentro, revoloteando a su alrededor, cual ronda de niños en el jardín; los gorriones, lo seguían entonando su glorioso canto. Gaspar se sentía libre y no le importaba que algunos animales se burlaran de él. De repente llegó a un arroyo y mientras bebía agua, los sapos lo observaban con detenimiento y curiosidad y se preguntaban:
- ¿Y este de donde salió?, ¿Será contagioso, un burro color blanco?, ¿o será una oveja disfrazada de burro?
Siguió su paseo, y en el camino se encontró con un zorro que le dijo:
- Burro, que pálido eres, deberías tomar sol para mejorar tu aspecto.
- Yo tomo luna, por eso soy blanco, me lo dijo un cisne que nadaba en la laguna, respondió el burrito inocentemente.
- ¡Qué tonto eres! Jajaja, eso de tomar luna, es muy chistoso, jajaja, se burlaba el astuto zorro.
Gaspar no entendía donde estaba el chiste, porque él se creyó eso de tomar luna. Siguió su camino, pensando en lo que le había dicho el zorro. Entonces decidió recostarse sobre la fresca hierba bajo el intenso sol de verano. Transcurrieron unas horas en las cuales, Gaspar, se había quedado dormido.
Después de un rato se despertó, tan agobiado y muerto de calor que corrió a refrescarse en la laguna. Cuando salió del agua, observó su imagen reflejada en ella y una triste realidad, su pelaje seguía blanco como siempre. El cisne lo había engañado. Los cisnes que lo miraban se reían de él.
- Que tonto eres, ¿crees que poniéndose al sol su pelaje cambiará de color?, se burlaban.
Gaspar siguió su camino, y de repente encontró frente a sus ojos, un paisaje muy bello que lo dejó atónito. Se encontró en su lugar, su mundo. Todo era blanco, como él. Se metió más y más, y empezó a reír y reír. Estaba rodeado de jazmines, por acá, por allá, más acá, más allá, todo blanco y con un aroma embriagador.
- Gaspar, ¿Qué vienes a hacer por aquí?, le preguntaron los jazmines.
- Aparecí de casualidad, no conocía este sitio, le contestó Gaspar.
- Cuando te vimos de lejos supimos que eras vos. Oímos hablar de vos, los gorriones y las mariposas nos contaron tu historia. No debes sentirte triste por tu aspecto, míranos a nosotros, deberíamos sentirnos igual, y sin embargo tenemos algo que nos identifica, que no se ve pero se siente, es el hermoso perfume que emanamos, que es único y hace que todos los días nos visiten cientos de mariposas y pájaros, tan bellos como nunca vimos.
Comparten todo el día con nosotros y no les importa si somos blancos o de otro color. Tú también tienes algo que es más importante que tu color, que se percibe. Es tu frescura, tu bondad y alegría. Cualidades que hacen que tengas muchos amigos verdaderos. Debes aceptarte tal cual eres, para que te acepten los demás, le animaron los jazmines.
Gaspar, recordó las palabras de su mamá. Desde ese día se aceptó como era, y cosechó muchos más amigos que no lo miraban por su aspecto, sino por lo que guardaba en su gran corazón.
FIN
LOS
NIÑOS FELICES
Autora: Mercedes Ruiz Sánchez
Estos niños iban al cole, vivían muy alegres con sus padres y hermanos, tenían derecho a ir al médico cuando estaban malitos y jugaban mucho.
Un día decidieron viajar a un planeta vecino y descubrieron que allí los niños y niñas no eran tan felices como ellos.
El pequeño Curro preguntó:
-¿Por qué trabajan? Los niños y las niñas tienen que jugar.
Anita exclamó:
-¿Por qué no van al cole? Los niños y las niñas tienen que saber leer y escribir.
Pedrito dijo:
- Y los que están malitos ¿por qué no van al médico?
Carmencita empezó a llorar y Juanito decidió que ya era hora de volver a casa.
Cuando llegaron estaban muy tristes ya no tenían ganas de jugar, ni de reír, ni de estar alegres, solo se acordaban de los niños y niñas del planeta vecino.
Entonces un día a Juanito se le ocurrió una idea, irían a visitar al rey de su planeta. Entonces le dijeron al rey lo que habían visto. El rey y sus ministros muy alarmados decidieron enviar un avión gigante al planeta vecino. Cuando llegaron Pedrito, Anita, Juanito, Carmencita y el pequeño Curro empezaron a llamar a los niños y niñas y sus familias y se subieron al avión.
Cuando llegaron el rey, el presidente y todo su gobierno tenían preparadas casas, hospitales, colegios y un montón de parques para jugar. Todo el planeta sabía lo importante que son los niños y niñas, son la alegría y el futuro, lo importante que es la educación, una sanidad y un país donde poder expresarse.
Y ya nunca más hubo ni niños ni niñas tristes, todos eran felices.
Y colorín colorete por la chimenea sale un cohete.
Bravo!!. Qué buena actividad y qué buen fin. Felicidades!! Y gracias a todas.
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